Reseña: 21 lecciones para el siglo XXI (Yuval Noah Harari)

Hoy quiero hablarles sobre la que fue mi primera y muy oportuna lectura de este caótico 2020: 21 lecciones para el siglo XXI.

21 lecciones para el siglo XXI

21 lecciones para el siglo XXI, escrito por el historiador israelí Yuval Noah Harari y publicado en 2018, es un libro con 21 ensayos, donde cada uno aborda una temática que atañe a nuestra actualidad. Muchos de los ensayos que vamos a encontrar en el libro, ya habían sido publicados en algunos medios y otros nacieron a partir de las interacciones con lectores o periodistas. Así que, el libro funciona como una recopilación de ensayos.

Hoy más que nunca, en medio de esta pandemia en la que el mundo está enfrascado, este libro se vuelve indispensable. No porque crea que estos ensayos tengan en él las respuestas o la verdad absoluta, sino porque, son temas que ya por sí solos nos invitan a la reflexión y nos hacen que nos situemos en el presente.

El libro abre con algo que me parece grandioso: la importancia de las narrativas y cómo la historia del hombre está creada a partir de ellas, porque se piensa a partir de narrativas y no de números.

Para esto Yuval describe cómo la narrativa liberal es efectiva en términos de persistencia (no de fondo), pues ha sabido reinvertirse a pesar de pasar por periodos donde parece que es obsoleta. Donde los principales puntos de quiebre en la historia moderna son:

  • Durante la primera guerra mundial ante la narrativa imperialista
  • Liberalismo versus fascismo durante la segunda guerra mundial
  • Liberalismo versus comunismo en los 50’s
  • Liberalismo versus la ola de nacionalismo de nuestra actualidad

Y aunque parezca que el liberalismo siempre logra resurgir como un ave Fénix, estamos en un momento en el que este embate biológico también es una prueba para la narrativa liberal.

La automatización, la Inteligencia artificial y la big data son conceptos que aparecerán y se mezclarán a lo largo del libro en los campos del mercado laboral y la libertad. Donde para Harari la discusión no se debería centrar en una lucha de hombre versus máquinas sino sobre el riesgo que implica el surgimiento de una élite super dotada gracias a los beneficios de la inteligencia artificial. Ya de la libertad, del libre albedrio, vemos cómo la idea romántica se ve limitada ante los algoritmos que (en la mayoría de los casos) nos dicen qué comer, qué escuchar, qué comprar. E incluso no tenemos el control de nuestros propios algoritmos biológicos: las emociones.

Del desafío tecnológico Harari pasa al político donde la conciliación entre comunidad, nacionalismo, inmigración y religión están en el centro del debate. Acá al tema del nacionalismo merece una lectura bien actualizada, pues una de las ideas centrales es que la globalización ha generado problemas que tendrán que ser resueltos de manera global, medidas aisladas, nacionalistas poco ayudan a reverte el problema. Creo que hoy más que nunca estamos ante ese dilema, vemos como la cooperación entre naciones ha sido secundaria.

Ojo, que Harari sagazmente delimita religión y Dios, dedicándole un espacio individual a cada uno. Donde Dios puede tomar la forma del misterio cósmico, sobre el que no sabemos nada. O el de un legislador del mundo del que sabemos demás, incluso hasta su opinión sobre la sexualidad o lo que entra dentro de sus códigos de vestimenta. Harari reconoce los beneficios de la religión y hace evidente que incluso en el secularismo existen esos dogmas que arrastran una sombra (o una cola que le pise).

La ya tan discutida post verdad también aparece en esta obra, donde se nos advierte que la post verdad no es actual, hemos vivido en una perpetua post verdad donde la propaganda y la religión funcionan como una especie de fake new. Para Harai, la verdad y el poder van de la mano hasta cierto punto. Como especie, los humanos prefieren el poder a la verdad, porque incluso cuando buscan la verdad lo que quieren es tener cierto poder, porque entre más entendemos al mundo, a nosotros mismos, más fácil será tener ese control que otorga el poder.

Una de mis partes favoritas del libro es cuando Yuval habla sobre cómo los artistas (poetas, dramaturgos, pintores) son tan importantes como un ingeniero, por ejemplo. Pues son ellos los capaces de diseminar narrativas (buenas o malas). Por ejemplo, nuestra mitología moderna sobe el capitalismo es sustenta por las narrativas proyectadas por Hollywood.

Así, la ciencia ficción puede ser un camino para la reflexión sobre el fututo y el entendimiento de la ciencia y la tecnología. Sin embargo, recalca la importancia de enfocar la ciencia ficción a los verdaderos peligros que podríamos enfrentarnos, un ejemplo, como mencioné anteriormente: una mayor probabilidad de enfrentarnos a una élite superdotada por los beneficios de la Inteligencia Artificial que por una guerra de robots versus hombres.

En el último capítulo titulado “Resiliencia”, Harari aborda su perspectiva de la educación, el sentido de la vida y la meditación.

Aunque se tenga un ensayo para cada idea, a lo largo del libro vamos a percibir que las ideas no son exclusivas de un solo capitulo, estás van a ir apareciendo a lo largo del libro, porque todas conversan entre sí

Sin duda es un libro amigable: con ideas complejas al alcance de todos.

Espero que les haya provocado curiosidad y si está dentro de sus posibilidades, aprovechen la cuarentena en casa, leyendo 21 lecciones para el siglo XXI.

 

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