Hace ocho años que te sueño, papá

Hablar de sueños era parte de nuestra dinámica familiar. Los evocábamos mientras compartíamos la mesa, en los trayectos de carretera, antes de comenzar el noticiero vespertino: tanto los sueños como los espacios sobraban.

Hoy, a ocho años de tu ausencia, lo que más duele no son las circunstancias de tu muerte sino tu ausencia en la conquista de los sueños compartidos, el inventario de los inconclusos y que la vida te fuese tan corta como para contarte de otros tantos que vendrían con los años.

Papá, estudié en la universidad que querías y el día que gané la beca que necesitaba fue tan distinto a como lo planeamos. En lugar de salir juntos y victoriosos de ese edificio, salí agotada y directo al hospital. Quizás mamá creía que el estrés había cobrado su factura y yo también lo creo así, pero si lloré aquel día no fue de dolor físico sino de dolor de ausencia.

Papá, no pudiste aprender a tocar el acordeón ni llegaste a conocer Morelia. Tampoco conociste a la Violeta que logró aprender inglés y de paso otras dos lenguas más. No conociste mis anhelos viajeros ni sus recorridos.

No, papá, no creo ni en el cielo ni en el infierno y tampoco tú lo hacías. En el único espacio en el que puedo verte, escucharte y sentir tu abrazo, es en esa prolongación de la vida que otros menosprecian: la que soñamos mientras dormimos.

¿Por qué nunca hablamos de esos sueños? ¿fuimos tan soberbios al pensar que sólo la realidad física es la que importa? Papá, no ha sido la fe en una deidad la que me ha hecho más llevadera tu ausencia, ha sido toda esa vida que sucede mientras duermo, en la que tus palabras me reconfortan y me impulsan a seguir en la realidad física.

Papá, sé que no eres tú, sé que nunca volveremos a encontrarnos, sé que no hay otra vida para nosotros. Papá, me basta con la que me diste, me basta con que tu recuerdo continúe perpetuándose en forma de sueño nocturno. Después de todo, sólo has de morir cuando nadie sea capaz de soñarte y por el momento yo aquí sigo.

 

3 comentarios sobre “Hace ocho años que te sueño, papá

  1. Muy linda carta a tu padre ausente, Violeta….nostálgica en gran manera. Te invito cordialmente a visitar mi blog de poemas en verso y prosa….nada más tienes que hacerle click a mi nombre y te llevará directo hacia mi espacio poético. Un saludo en la distancia.

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  2. Me sentí muy identificada leyendo esto, perdí a mi padre este año pasao y sólo alguien que ha pasao por esto puede entenderlo y comparto lo que dices de los sueños, después de faltar mi padre empecé a apuntar mis sueños con él porque también ahí es donde lo encuentro.

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